Un año y pocos días han pasado desde que Microsoft lanzara al mercado el controlador Kinect, complemento de su consola Xbox 360; desde entonces el éxito ha sido espectacular. Los primeros doce meses de ventas han sido dominadas por los títulos “familiares” y las simulaciones deportivas, pero ha llegado la hora de pasar a otros campos de aplicación, más serios, lo que implica explorar la convergencia entre ese interfaz de usuario y el próximo Windows 8, que nacerá probablemente en la primera mitad de 2012. La estrategia es aún más ambiciosa, porque podría abrir por fin a Microsoft las puertas de la televisión interactiva, negocio en el que Apple y Google se han estrellado hasta ahora.
La semana pasada, Microsoft confirmaba a través de un blog corporativo que está trabajando en ello, y que ha convocado un concurso de ideas, entre las que elegirá las diez mejores para financiarlas con 20.000 dólares cada una. “Hemos optimizado ciertos componentes de hardware y hemos hecho los necesarios ajustes de firmware para que funcionen en nuevos escenarios centrados alrededor del PC”. Más en concreto, se trataría de un “modo de proximidad” por el cual la cámara del dispositivo vería objetos a una distancia de 50 cm, y el sensor los analizaría para facilitar la interacción sin teclado ni ratón.
La versión actual del kit de desarrollo está disponible para académicos e investigadores interesados en crear aplicaciones no comerciales de la tecnología de base de Kinect; en la nueva política anunciada por Microsoft, esta restricción desaparece. Una de las que ya conocidas ha sido desarrollada por la empresa española Tedesys como asistente virtual para cirugía remota aplicable en misiones militares o catástrofes.
Bill Gates insistía, en una edición reciente de su blog personal, en una opinión que sostiene desde hace años: los interfaces naturales son el auténtico futuro de la informática. Y las varias compras de empresas por Microsoft aplican al pie de la letra esa visión. Ejemplos de ello son Canesta, pionera estadounidense en la materia, y la israelí 3D Systems, que han sido cruciales para el desarrollo de Kinect. Otro especialista israelí, PrimeSense, ha rechazado una oferta de compra, pero ha firmado un contrato de licencia con Microsoft por, se dice, unos 100 millones de dólares anuales.
La interpretación de los movimientos mediante su imagen es una de las líneas de trabajo con interfaces naturales que sigue la industria. Otra se basa en los ultrasonidos, y ha sido desarrollada por GestureTek; en julio de este año fue adquirida por Qualcomm, que en septiembre mostró su tecnología en el evento europeo IQ2011, de Estambul. Nvidia está en la misma carrera, e Intel ha pagado 50 millones de dólares por una startup, InVision Biometrics.
Esta secuencia de adquisiciones es un reflejo del interés generalizado que despiertan unas tecnologías que han aparecido primero en los dispositivos móviles pero tendrán pronto otras aplicaciones. Los acelerómetros son un componente habitual en los smartphones, y la realidad aumentada da todavía mucho de sí: Pantech, fabricante coreano de móviles low cost, ha incorporado en su primer producto de gama alta Vega (Android) la tecnología de reconocimiento de gestos licenciada a la compañía israelí EyeSight, otra que recibe constantes ofertas de compra. ¿Por qué hay tantas firmas israelíes en este campo? Muy fácil: porque trabajan con tecnologías “de doble uso”.
En la misma línea y en las últimas semanas, Microsoft ha comprado VideoSurf, pequeña empresa que en septiembre presentó su tecnología para identificar contenidos de vídeo mediante el análisis de imágenes captadas por la cámara de un móvil. Esta tecnología será pronto asociada a la de Kinect, y presumiblemente será una característica próxima del buscador Bing.
Medicina, educación, robótica y simulación científica son algunos de los campos de experimentación señalados por la iniciativa de Microsoft. Pero otro de aplicación inminente es la televisión. Las citadas EyeSight y PrimeSense han presentado sus desarrollos de control del televisor mediante interpretación de los gestos. Un cierto rumor pretende que Microsoft anunciará (probablemente en el CES de enero) un acuerdo con Sony para que la tecnología de Kinect se incorpore en ciertos televisores de la marca japonesa; si se confirmara, tendría cierta guasa que fuera precisamente el competidor de PlayStation Move quien acuda al rescate de la declinante división de TV de Sony.
Con independencia de esa paradoja, encajaría en la estrategia de Microsoft. Para incorporar la TV a Xbox Live, ha firmado con más de 40 proveedores de contenidos en una veintena de países. Este miércoles, desvelará los detalles de su colaboración con Telefónica, una iniciativa que se desplegará bajo el socorrido lema “bienvenidos al futuro de la televisión”.
Un rasgo interesante de la noticia es que, por primera vez en mucho tiempo, Microsoft ha encontrado un terreno en el que tiene los medios para adelantarse a Apple y Google, cuyos proyectos iniciales en relación con la televisión han pinchado por distintos motivos. Las dos compañías volverán seguramente a la carga, pero quizá para entonces Microsoft haya tomado posiciones.
Otro interfaz que está dando mucho que hablar [sic] es el reconocimiento de voz. El pasado octubre, cuando Apple lanzó al mercado su nuevo iPhone 4S, la única novedad significativa fue Siri, una tecnología procedente de la compra de la empresa del mismo nombre. No era, en rigor, una primicia, aunque fuera mediáticamente alabada como tal. No le faltaba razón a Craig Mundie, responsable de estrategia de Microsoft, cuando se quejaba hace poco de que su compañía ya introdujo algo similar – TellMe, otra compra de 2007 – en su plataforma Windows Mobile, pero lo cierto es que ha pasado por el mercado sin pena ni gloria. De poco vale que Mundie reconozca ahora que “lo único que tenemos que aprender de Apple es una lección de marketing”: la prueba del aprendizaje sería que Microsoft fuera capaz de incorporar una alternativa a Siri en Windows 8 y en Windows Phone, ¿en 2012?